jueves, 20 de mayo de 2010

Ensaladilla rusa en la vitrina


Leyendo las entradas que vendrán a continuación tengo la impresión de hallarme frente a la ensaladilla rusa que podemos encontrar en la vitrina-mostrador de cualquier pequeño bar al que no pondremos nombre ni ubicaremos hoy en ningún plano o mapa.

Ensaladilla rusa que ni siquiera podríamos calificar como "de la casa" pues quizá su elaboración únicamente haya consistido en comprar en la sección de congelados de cualquier establecimiento del sector de la alimentación una o varias bolsas de este plato precocinado y seguir posteriormente (con mayor o menor destreza) las instrucciones al dorso del envase.

Seguramente las tapas o raciones que os sirva los próximos días os dejarán algo indiferentes, pero siempre queda en la nevera una cerveza bien fría que tal vez acompañe a la perfección y reste importancia al escaso talento que hoy nos queda en la cocina.

Pronto tendremos salmorejo y esta vez sí "de la casa" ...
5 ostrillizos: Ensaladilla rusa en la vitrina Leyendo las entradas que vendrán a continuación tengo la impresión de hallarme frente a la ensaladilla rusa que podemos encontrar en la vitr...

4 comentarios:

Violet dijo...

Y si por algún casual... a alguien no le gusta la cerveza y cree que... el salmorejo le causará la misma gracia que el gazpacho... ¿qué le ofrecerías?

Franiky dijo...

Aunque esta no es mi tasca, sí sé que cuando eso pase, para eso está el camarero, para dar palique insustancial o conversaciones existenciales, según se tercie... y según el cliente.

ostrillizos dijo...

El patrimonio más valioso de esta humilde tasca son sin lugar a dudas sus parroquianos. Gentes algo extravagantes que se sienten como en casa entre grabados, litografías, pinturas o réplicas a escala de las embarcaciones históricas más representativas de las armadas española y británica, que se recrean contemplando la cartelería de aquellas Ferias de San Isidro en las que José Tomás ya encandilaba a la afición más exigente del mundo, que a ratos descubren poetas muertos y vivos cuya existencia hace tiempo que cayó en el olvido, que escuchan una vieja gramola donde hasta puede que un día suene un recopilatorio de Jose Luis Perales, que vienen ataviados con bufandas del Betis, Sevilla, Córdoba, Real Madrid e incluso de Boca Juniors, que son colegiales-cajistas, nazaritas y merengues, que anteponen la Fórmula 1 a cualquier informativo y que llegado el caso son capaces de tararear la sintonía de Pocoyó, Bob Esponja, Noddy o Pat El Cartero.

Y estos parroquianos tan especiales tienen la extraña habilidad de apreciar la dedicación, el esmero y el mimo con que se prepara cada plato (ya sea o no precocinado) y hasta felicitan a la cocina cuando menos lo merece (o cuando más falta hace, quien sabe).

En cuanto al tabernero ... se curtió entre pintores, albañiles, traficantes a pequeña escala y veteranos hombres del campo que buscan solución a sus problemas matrimoniales en el fondo de una copa del vino más barato de la tierra (quien dice una dice unas cuantas) y en las inspiradas palabras de sus colegas de barra. Se curtió trabando amistad con mafiosos vikingos, omnipresentes rezadores de rosarios, mujeres de dudosa reputación a las que falta buena parte de su dentadura, impresores de caracter difícilmente sobrellevable, borrachos de distinto signo que todos afirmaban haberlo criado ellos mismos (aunque el tabernero no lo recordase) y tipos que con un ticket pisoteado recién recogido del suelo pedían permiso para poder (literalmente) chupar el grifo de cerveza aún sabiendo que ya había sido retirado el correspondiente barril. Así que digo yo que en este trayecto puede que algo haya aprendido y a lo mejor hasta es capaz de hacer que el salmorejo y el gazpacho se conviertan a vuestra vista, gusto, olfato y tacto en exquisitos manjares privilegio exclusivo de los dioses que por un instante se ponga a disposición de los mortales.

laprime dijo...

En esta tasca los manjares siempre han sido, son y serán exquisitos, y el tabernero siempre ha sido, es y será la persona más especial que jamás podré encontrar en mi vida, he dicho.

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