En algún momento de mi vida fui D'Artagnan o cualquier otro Mosquetero al servicio de su majestad el rey Luis XIII ...
Nunca me han gustado las máscaras, las caretas, los disfraces, los antifaces, los pasamontañas, ... Aún así recuerdo haberme disfrazado en al menos una ocasión, eso sí contando con mucha menos edad y probablemente también mucha menos vergüenza que hoy en día.
Pero os confesaré que por aquel entonces no tenía la sensación de encarnar un papel que me fuese totalmente ajeno. Más bien al contrario, era cómodo y natural vivir en la piel de un miembro de la "Compañía de Mosqueteros del Rey".
Si recordáis las aventuras y desventuras de D'Artagnan y sus fieles amigos Athos, Porthos y Aramis, todo comienza con "una serie de catastróficas desdichas" que parecen alejar infinitamente a D'Artagnan de su gran objetivo vital. Cada nuevo acontecimiento empeora la situación anterior y realimenta el desánimo que cunde entre los lectores/espectadores.
Sin embargo, en un momento dado, la pertinaz determinación del joven gascón encuentra una aliada inesperada ... Siempre hay un punto de inflexión esperando detrás de la siguiente puerta. A veces tiene forma de coche, de un millón de pesetas o de un apartamento en Torrevieja ... Otras veces adquiere forma humana y tiene rostro, ojos, labios, voz, ... y hasta pies y manos.
Toca repaso. Desempolvar los métodos de interpolación que permitan obtener una función real de variable real que se ajuste a la perfección a la tabla de datos empíricamente obtenidos. Y después ... tendremos que calcular derivadas y raíces de derivadas ...
El mundo gira en sucesiones de círculos virtuosos, por más que algunos nos empeñemos en caminar en la dirección contraria. La mecánica de las esferas celestes se rige por puras ecuaciones matemáticas ... así que ya tenemos algo a nuestro favor ¿no?
1 comentario:
Y aunque el camino sea tortuoso, al final, el esfuerzo merece la pena y se logra aprobar (casi siempre)
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