domingo, 3 de abril de 2011

Silencio

(de romanos, cadenas, calaveras, piratas, apriscos en guerra, periodistas improvisados, cartógrafos del siglo veintiuno, viajeros en espera, andenes, trenes, políticos, capillitas, relativismo moral y otras catástrofes varias)

El que va el último es el que cierra, que para eso va el último, digo yo. Esta verdad debería ser absoluta e inmutable. Pero la verdad, esa verdad que parece debiera ser única ... la verdad ... no es única, ni lo es ni quiere serlo. La verdad es relativa, demasiado relativa para mi gusto, por lo cual -la verdad- cada vez me resulta más extraña.

Los cristales son de colores. Cada color permite ver un mundo distinto. Y cada día hay más colores. ¿Infoxicación? Menos mal que todavía hay decisiones que, por suerte, se toman solas ...

Fernando 2011. Un nombre y un número. Una combinación tan cotidiana que empieza a pasar desapercibida. Miles de ciudades esperan su año. Miles de años esperan su ciudad. Miles de ciudadanos esperan su año. Miles de ciudadanos esperan miles de años la llegada del año de su ciudad.

Mi decisión está tomada, hace tiempo, y además se tomó ella sola.

Me largo. No física pero sí espiritualmente. Dice Roig que 2011 será un buen año ... si lo comparamos con el próximo. Estoy infoxicado y por más que éste pudiera ser el año de Fernando, que no el mío, sé que lo que más detesto ni tiene visos de cambiar ni siquiera hay intención alguna de cambiarlo por parte de absolutamente nadie.

Últimamente sueño, durante el poco tiempo que duermo, con unos tipos del "ku klux klan" (injertados de piratas) que arrastran unas pequeñas cadenas mientras persiguen a cámara lenta a un soldado romano que, hasta donde yo sé, no es negro. Creo que me he vuelto "daltónico raro" y veo blanco al negro perseguido y negros los ropajes de sus blancos perseguidores ...

Sí, definitivamente he perdido el juicio. Durante las últimas semanas (segundos o meses, no tengo una referencia temporal clara) mantengo una rutina constante -de lunes a domingo- consistente en: acostarme a deshoras, dar mil vueltas en la cama tratando de resolver el último problema que se me acabe de presentar, encontrar una posible vía de solución, dormir (no sé cuánto tiempo), despertar en medio de la noche descartando la anterior vía y seguir en vigilia hasta encontrar una nueva hipótesis de trabajo, volver a dormir y despertar sobresaltado pensando que se me ha olvidado la última idea brillante, seguir durante unas horas en estado de duermevela, levantarme definitivamente de la cama, desayunar con la mirada perdida pensando en qué pasaría si incluimos tal condicionante que no tuve en cuenta durante la madrugada, desesperame ante el ordenador que lentamente consigue conectarse a internet, jugar una (o varias) partidas al "solitario spider" para hacer más liviana la espera, conseguir probar la solución ideada durante la noche, comprobar que no es tan buena como parecía pero que al menos nos acerca a la verdadera solución, modificar ligeramente la estrategia una vez, dos veces, tres veces, ... dar con la solución definitiva y abordar un nuevo problema o tal vez descubrir que la solución del anterior origina otro que hasta ahora no había aparecido, responder -entre tanto- con algún monosílabo (y cara de cierto enfado y desesperación) a cualquier pregunta que se me formule, seguir, seguir y seguir, almorzar más tarde de lo habitual y sin muchas ganas, continuar imbuido en una extraña dimensión donde el tiempo pasa rápido y la velocidad de procesamiento mental se acelera a ritmo vertiginoso, volver por la tarde a hacer lo mismo que hice durante la mañana y seguiré haciendo durante la noche y la madrugada ...

Y, sin saber bien cómo, durante este tiempo he descubierto que la importancia de las cosas más importantes resulta ser tan relativa como relativa es la verdad. El Mundo está en guerra, Japón destrozado, una hecatombe nuclear nos amenaza, ... y yo sin saberlo, que de haberlo sabido supongo que lo habría dejado todo aparcado porque si el planeta se va definitivamente al garete entonces probablemente no merezca la pena tanto esfuerzo. O a lo mejor al final lo único que verdaderamente importa, lo que sí que merece la pena, es sentirse bien con uno mismo sabiendo que en cada momento haces lo que estimas correcto.

Las noticias me llegan, vía telefónica, de manos de nuestro corresponsal destacado en Híspalis quien inicia cada nueva crónica con la mítica frase "Te has enterado de lo de ...", frase que se puede ver completada con nombres como "Garbajosa", "Japón", "Libia", "Manolito" (Adebayor), "la Junta", etc., etc., y que únicamente es superada en el catálogo de "frases míticas" por aquella otra que dice (reiterativamente) "¿Qué pasa? ¿Cómo va la cosa?".

Así que, como veis, tengo la suerte de contar con un periodista improvisado (para mí siempre ha sido una suerte contar con él, en todas las facetas de la vida) que, al menos de momento, no dirige su propio periódico ...

Últimamente sueño, durante el poco tiempo que duermo, con un tipo del "ku klux klan" (injertado de pirata) que se gana la vida tocando -y enseñando a tocar- el piano y que, en sus ratos libres, juega a ser periodista y se construye un gran periódico -a la altura de los más grandes- para poder contar que una ciudad que lleva esperando mil años será conocida desde el próximo como la ciudad de Fernando ...

Sí, definitivamente he perdido el juicio, y no me extraña sobre todo si tenemos en cuenta que mi abogado también es un tipo del "ku klux klan" (injertado de pirata), a la sazón hermano del que se gana la vida con el piano y que, para mi sorpresa, no sólo es miembro del k.k.k. sino que es uno de los encargados de marcar (con el cansino soniquete de su tambor) el ritmo de persecución al romano.

No sé cómo se ven las cosas desde detrás de un antifaz del ku klux klan en el "aprisco de cierre", ni sin antifaz alguno desde la Vía Ferrata de Zuheros o paseando con los ojos completamente vendados por un lugar conocido/desconocido. Ni sé lo que se ve, ni sé lo que se siente, y sin embargo dentro de poco voy a saber "cuánto" se siente. Eramos pocos ... y nos metimos a cartógrafos emocionales ...

Probablemente soy un ser mucho más inquieto de lo que pienso y/o aparento y no sé estarme quieto (no física pero sí espiritualmente) durante cinco minutos seguidos (igual que no sé escribirte algo con menos de cincuenta caracteres) y aunque ahora mismo me encuentre en el andén esperando -junto a los que se van- la llegada del próximo tren, ni me paro ni quiero pararme de momento.

Dentro de poco los tipos del "ku klux klan" (injertados de piratas) pasarán delante de mi puerta, como cada madrugada, pero con una diferencia sutil: en el cielo brillará la primera luna llena de la primavera y yo mutaré definitivamente en koala. Dos semanas más tarde -y ya siendo koala- volveré a respirar Madrid ... aunque sólo sea durante cuarenta y ocho horas escasas ...
5 ostrillizos: Silencio (de romanos, cadenas, calaveras, piratas, apriscos en guerra, periodistas improvisados, cartógrafos del siglo veintiuno, viajeros en espera,...

3 comentarios:

Franiky dijo...

¡Paparruchas todo lo que escribes!
La noticia importante es que ha muerto un famoso hostelero y que los próximos desfiles del KKK se quedarán huérfanos sin su presencia.
¿

Unknown dijo...

http://levoldelhirondelle.blogspot.com/2011/04/en-busca-de-la-felicidad.html
Un abrazo de koala...

ostrillizos dijo...

Siempre viene bien un abrazo de koala ...

< >