
La caja de música que despertaba sueños infantiles y podía convertir en compositor y ejecutor de preciosas piezas a un auténtico neófito en tal tarea.
El Xylomatic (una suerte de xilófono de percusión automatizada) consistía basicamente en un rodillo sobre el que se disponían longitudinalmente una serie de alambres y a su vez, sobre los susodichos alambres, unas piezas móviles que según su ubicación provocaban que subiese o bajase una de las ocho "baquetas" que podían golpear sobre las correspondientes placas metálicas situadas bajo las mismas (nótese que cada placa o lámina se encontraba afinada según un tono específico -nota musical- de la escala cromática).
Una vez colocadas las piezas móviles según la ubicación indicada por el librito de partituras (o como desease el novel compositor) sólo quedaba dar vueltas a una pequeña manivela que a su vez provocaba el movimiento del rodillo anteriormente descrito desencadenando una sucesión de sonidos maravillosos o quizá también algo estridentes ... ¡cuánto músico incomprendido dio a luz aquel mítico Xylomatic!
P.S.: más tarde os hablaré sobre la batería, la batera y la bajista de mis sueños, pero eso es harina de otro costal.
1 comentario:
¡¡Madre mía!! Parece que fue ayer... tengo que buscarlo pues creo que aun existe, y si es así ya sé de un nuevo "compositor" que se apuntará a la creación musical
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