jueves, 18 de agosto de 2011

Badá y Badú

Sutiles diferencias nos sitúan a uno y otro lado. Apenas vemos nada a través de las pequeñas rendijas que se abren en el interminable muro discontínuo que nos separa. Ignoramos la existencia de las puertas ¿¿Qué demonios es una puerta??

Me duele el estómago. Es algo que siempre me pasa cuando consiguen sacar lo peor que hay dentro de mí. Después el dolor se transforma en una quemazón que tarda bastante tiempo en desaparecer casi del todo (siempre quedan rescoldo y cenizas).

¿Por qué algunas veces somos capaces de albergar sentimientos y deseos tan sumamente oscuros? ¿Verdaderamente somos tan malvados o es que la vida tensa tanto la cuerda que casi la lleva a su punto de ruptura?

Todos los veranos, en al menos una ocasión, llego a comprender cómo debe sentirse Dios frente a los hombres. Los hormigos deambulan bajo mis pies, buscándose la vida, agradecidos quizá por alguna miga de pan que cae de la mesa. Se mueven de manera errática (vistos desde arriba), sin saber hacia donde ir pero consiguiendo más o menos sus propósitos. Y en un momento dado si alguno intenta subir por mis piernas o se acerca más de la cuenta a la comida o simplemente se encuentra en el lugar menos adecuado y en el momento menos adecuado ... Los designios de esta puñetera vida son inescrutables.

Mientras esperamos el siguiente pisotón (que nunca sabemos cuándo se producirá y que a lo mejor esta vez sí es el definitivo) decidimos voluntariamente perder nuestro tiempo enfrascándonos en batallas estériles a cuento de las más variopintas razones. Además de "mala gente" somos tontos. Pero esa es nuestra condición y resulta tremendamente complicado modificarla siquiera un ápice.

No sé si existe el infierno. De existir supongo que debe ser algo parecido a que Santiago Carrillo te obligue a montarte en una bicicleta "de niña" para disputar una carrera contra Laurent Fignon y Dani Alves (este último sin bicicleta) y termines siendo torturado por algún inquisidor acusado de haber agredido a tus rivales (aunque no les hayas tocado un pelo). Y todo esto un día detrás de otro y detrás de otro y detrás de otro ...

Llevo un par de días con ganas de propinarle una paliza a un promotor de espectáculos teatrales, al hermano mayor de una cofradía, al dueño de una agencia de viajes, a cualquier simpatizante del Barcelona y a cualquier "anti-Papa". Siento unas tremendas ganas de causar daño, de destruir ... Deseos de venganza, la verdad, y eso me hace sentir bastante mal. Supongo que ésta también es mi condición. Que aunque consiga dominarme la mayoría de las veces y mi temperamento sea más o menos sosegado y hasta sea capaz de discurrir, serenarme y reflexionar en ocasiones en las que cualquier otra persona "estallaría" ... A pesar de todo, soy humano o algo por el estilo y, consecuentemente, "el mal también habita en mí".

Hay dos peces. Uno mira hacia abajo y el otro en dirección opuesta. Ninguno de los dos es capaz de ver la puerta que le permitiría pasar al lado contrario. Si Agosto termina sin tormentas algún avispado hablará nuevamente de cambio climático ...
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