Y luego resulta que es a mí a quien no le gusta probar cosas nuevas ...
De gustos clásicos, lo reconozco, sin embargo a veces -quizá más de las debidas- me gusta arriesgar y probar "casi a ciegas" nuevas experiencias. En algún momento escribiré sobre el helado de aceite de oliva, el steak tartar o la carne de canguro. Hoy en principio nos limitaremos al color que precede al magenta, amarillo y negro en el espacio CMYK.
Y vosotros -quienes no conozcáis la bodega Cyan- probablemente os preguntaréis: ¿cyan? ¿experiencia cyan? ¿probar un color? Bueno pues ... algo así ...
En la inmensa lista de vinos pendientes situaba ya en lugar destacado a los elaborados bajo la denominación de origen Toro. La variedad Tinta de Toro quizá sea una de las más destacadas y reputadas a nivel nacional y tal vez por eso me resultaba imperdonable no tener archivadas sus características en esa especie de registro interno de impresiones sensoriales que todos vamos atesorando a lo largo de nuestra existencia.
La Bodega Cyan, fundada en 1999, se encuentra situada a tan sólo 12 km. de la localidad zamorana de Toro. Cuenta con una superficie de viñedo propio de 53 hectáreas caracterizadas por suelos pobres en materia orgánica, arenosos (pregunta pendiente sobre los viñedos de Morón de la Frontera) con algo de cascajo de alubión en superficie y arcillosos en profundidad, lo que favorece la retención de agua en épocas de sequía. Aunque lo más llamativo de Cyan (según la propia bodega) seguramente sea su superficie de viñedo viejo: dos hectáreas con cepas de más de 80 años, plantadas a marco tradicional y con rendimientos que apenas superan los 1.000 kg por hectárea. Los suelos de este viñedo viejo son arenosos en superficie pero con calizas y arcillas en profundidad.
Puestos a probar, probamos el "Cyan 12 meses" un vino muy concentrado, potente, cálido ... para "hombres de pelo en pecho" como dijera un prestigioso comensal. Curioso vino este Cyan que se queda anotado en la lista de favoritos aunque no consiga acceder a la zona noble de la misma.
domingo, 9 de mayo de 2010
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ostrillizos: Cyan
Y luego resulta que es a mí a quien no le gusta probar cosas nuevas ... De gustos clásicos, lo reconozco, sin embargo a veces -quizá más de ...
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3 comentarios:
Me has dejado preocupada con lo de vinos de hombres de pelo en pecho. Me gustan los vinos de Toro, habría que probarlo con el steak tartare que mencionas, pero aún mejor solo, acompañado de una buena conversación.
Mmmmm ... pues visto lo visto, requiere el Cyan una cierta revisión por mi parte (y aún más por parte del autor del comentario sobre el pelo en pecho ...).
En cualquier caso, si me permites la observación, creo que cualquier vino (Cyan incluido por supuesto) ganaría muchísimo si lo acompañamos de una buena conversación. Claro que también cabe la posibilidad, en tales circunstancias, que un interlocutor se quede embelesado escuchando y contemplando a su interlocutora y apenas preste atención al vino ... sería cuestión de comprobarlo y estudiar, si fuese posible mediante sucesivas repeticiones del experimento, la influencia que ejerce una compañía sensorialmente estimulante sobre la forma en que percibimos, por ejemplo, un vino.
¿Sinestesia?
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