A lo largo de la vida vamos cambiando, evolucionando, transformándonos en seres nuevos que comparten un nexo común con lo que fuimos y lo que seremos ... de momento, en el presente, nos queda el "somos". Y os digo esto porque si hoy nos visitase una versión de quien suscribe, contando muchos menos años de edad que la versión actual, probablemente no entendería (y con razón) que aquí se hable de flamenco.Pero cada día se abren surcos, se plantan semillas, germinan, florecen, hieren sus espinas, las viejas heridas cicatrizan y son relevadas por otras nuevas que hacen brotar sangres nuevas. Y en el fondo ... en el fondo está la verdad, sólo la verdad, el oscuro abismo del que a menudo quieres apartar la vista, pero sabes que aunque lo esquives siempre sigue ahí. Y si un día miras fijamente a sus ojos ... surge.
La verdad del cante y una voz prodigiosa pueden hacer sentir a flor de piel lo que nada ni nadie más consigue. Y ella es ... Estrella, la que con su cante y un poema pudo elevar el alma hasta alturas insospechadas. Pero la verdad se marchitó pronto y su ausencia deja lagunas, los ríos no encuentran su cauce porque su único cauce es la verdad.
Impregnada de la falsedad que rodea a un artista de lo falso, que se juega la vida intentando que parezcan reales los sentimientos de los que carece ante el más feroz enemigo. Alguien que no es capaz de construir belleza, porque le falta la verdad, es capaz de enterrar a su lado bajo una espesa capa de mentira aquello que fue sublime y, por desgracia, fugaz.
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