Abre paréntesis (y una medalla)

De domingo a domingo, paréntesis. Cerraremos la puerta y las ventanas para evitar que entre el calor o el frío, para eludir la luz y la oscuridad, para atenuar los sonidos y los olores. Mas quedarán rendijas ...

Domingo de Ramos, flores. Flores de ida y vuelta. Flores en el crepúsculo y en el alba. Flores a tu lado. Y de entre todas las flores, la más bella, caminando por quien ya no camina, caminando por quien aún no camina, caminando por quien no puede caminar.

Una flor ... y una medalla. Metal innoble, toscamente labrado, humilde, pendiente de un grueso cordón. No eres una joya preciosa, tu valía artística es escasa y sin embargo eres vínculo que auna y emociona cuando pasas de hermano a hermano, cuando pasas de hermano a hermana, cuando marchas y cuando retornas.

Ahora que el arco iris se cubre de polvo y cenizas tornando los colores en grises ... en esta hora triste del alma ... vuelves nuevamente a mis manos y sigo sin comprender casi nada ...

Soñad entre olivos ... mientras yo me alejaré una semana entera.

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